Cada vez más personas migran de las aldeas rurales a las grandes metrópolis, como Nueva Delhi, capital de India, o Mumbai, la ciudad más poblada. Llegan para ganar dinero y brindar un mejor pasar a la familia, pero quedan relegadas a la periferia y una vida de penurias. Las ciudades están abarrotadas. Los expertos afirman que en menos de 20 años India sustituirá a China como la nación con más habitantes del planeta.
India es la quinta economía más grande del mundo: crece a un ritmo del 7,3% anual (una tasa de crecimiento altísima).
Pero más del 25% de la población vive bajo la línea de pobreza.
Población rica, población pobre
Los multimillonarios indios controlan más del 50% de la riqueza de la nación. La desigualdad es crónica. Casi un tercio de los ingresos lo producen 8 millones de personas (8 millones sobre 1.300 millones de habitantes).
Las estadísticas refuerzan estos números: en los 40 años que lleva India de crecimiento económico ininterrumpido, el 1% más privilegiado es hoy 10 veces más rico. Pero la clase media (casi inexistente) no ha llegado a duplicar sus ingresos.
La mayoría de la población gana 3 USD por día; con suerte 5. Entre 270 y 350 millones de personas (1 de cada 5) están inmersas en la pobreza extrema. Ganan menos de 2 USD por día.
Aunque la economía está sujeta a las leyes del mercado internacional, el sistema de castas (prohibido por la constitución india) tiene un papel central en la precarización. Lógicamente, para producir las cantidades descomunales que el mercado demanda, a los precios excesivamente bajos que el mercado demanda, hace falta una mano de obra barata y suficiente número de desocupados para reemplazarla.
El producto bruto interno, aunque sea mayor que el de Francia, está claro que no significa que la población viva mejor. En India la clase media está ausente. Un factor de peso es la educación: 400 millones de personas no saben leer ni escribir (el 30% de la población del país). En las mujeres, la tasa de alfabetización es del 50%.
Pero esto, por suerte, va cambiando. Cada año más gente se alfabetiza. Los hombres jóvenes con una tasa del 90%, y las mujeres jóvenes, del 81%. Si tomamos en cuenta que el 35% de la población tiene menos de 15 años, la esperanza es grande. La educación, en manos de la gente, es motor de cambio.
Qué idioma hablan en India
La lengua, en India, se vincula a la identidad étnica y religiosa. Los musulmanes, por ejemplo, hablan el urdú, y los sijs el punjabí. Más de 600 minorías tribales de la montaña se comunican en lenguas que la Constitución reconoce, pero que no se enseñan en la escuela. El sistema educativo contempla 60 idiomas (11 de ellos minoritarios o tribales).
El hindi (hablado por el 40% de la población) y el inglés son los dos únicos idiomas con carácter oficial a nivel nacional. Hay otros 22 idiomas de carácter cooficial, y en total, 1.650 lenguas. Ésta es una causa fundamental por la cual educar se hace muy difícil. A partir de 6° año se utiliza la fórmula trilingüe: se enseña una de las dos lenguas oficiales, la lengua materna o regional y una lengua moderna (india o extranjera).
Vida cotidiana
La comida es muy condimentada: utilizan una variedad fascinante de especias. Las calles y el tráfico son caóticos, y las vacas, a las que adoran, caminan entre vehículos y personas. Es tan extraño y frecuente como ver monjes sadhus, que mendigan (por elección) al margen de la sociedad.
La forma predilecta de viajar es el tren. Es el modo más rápido y fácil. Todas las ciudades están comunicadas. El billete más económico es sin asiento asignado. Se sientan, duermen y comen en el suelo. El modo “sleeper” es un poco mejor, pero no deja de ser incómodo. Se trata de una tabla dura y estrecha para dormir, con fierros al costado que contienen el cuerpo cuando el tren frena. Lo mejor son los vagones con cuartos privados y aire acondicionado, un lujo al que pocos indios acceden.
Aunque el día a día puede resultar alarmante, en ellos no hay otra realidad posible. Y para muchos, tampoco hay angustia. La religión, tan diversa como las lenguas, los sostiene. India, ante la pobreza, saca a relucir su faceta espiritual. Se palpa en la mirada de sus habitantes, en los monumentos y en los paisajes.
El viaje a India trae sensibilidad. ¿Estás a la altura de este desafío emocional?